No, esta columna tiene nada que ver con el grupo dominicano - quienes yo creo que su canción ''Como un trueno'' define mi niñez.  

Si no, por la libertad extrema que tiene - o sigue teniendo - la juventud de las altas clases sociales de Lima.

Creciendo en Lima, para mí, fue muy divertido. Afuera de mi casa, en fiestas y 'reus' tomaba cuanto alcohol podía y podía fumar lo que quería. Esto ha pasado desde que he tenido 14 años. Para algunos, desde antes.

Uno de mis amigos obtuvo su primer DNI falso (digo primer porque al llegar a sus 18 en total tenía 3, ya que los VIPs se los quitaba), de un barrista de Juanito que te servía chela hasta si le enseñabas un papel con un dibujo de un pene como documento de identidad. Lo que resaltaba del DNI falso de mi amigo, era que la foto del documento era de un señor asiático desconocido y su nombre había sido cambiado de Gonzalo Foster* a Gonzalo Chang. Su segundo y tercer DNI los obtuvo de Azángaro (S/. 70 soles por uno, S/.100 por dos si recomiendas el local a un amigo), lugar que los periódicos reportan como siendo constantemente rebuscados por los policías, pero si pasas por ahí, siempre notas unos cuantos 4x4 con chóferes privados, evidentemente fuera de lugar, con un pulpín adentro saltando de alegría por cometer su primer crimen. El gobierno quiere hacer creer que ellos están ganando la 'batalla' contra los carnets falsos - al igual con las licencias de conducir, licenciaturas, títulos de universidad, certificados - pero en realidad, solo han descubierto una porción minúscula. Bien parecido a la 'guerra contra las drogas'...otro tema para otra columna.

Casi nadie sabe de la 'realidad' de la cual hablo a nivel nacional. Nadie trata de terminar con esto. Son bien pocos los policías que no aceptan coimas, o quienes son realmente respetados por esta clase social. A todos se les pueden corromper con solo decir 'conozco tu general' y pretender que lo estas llamando. Se cagan de miedo. Yo he sido testigo a esto demasiadas veces. En la calle, afuera de casas privadas, afuera de fiestas, en la Panamericana...

Ser ilegal e intocable en los círculos sociales de Lima fue muy divertido. Cuando venía un policía a imponernos multa o a quitarnos nuestro alcohol o wiro, solo bastaba darle un apretón de manos con un billete de S/. 50 y se iba caminando en dirección opuesta. Cuando nos encontrábamos en problemas, o cuando un policía lograba llevarnos al serenazgo o teníamos unas cuantas infracciones - ahí era cuando el mejor amigo de tu papi, quien por suerte era Ministro de Comercio Exterior y Turismo, hacia una llamada telefónica y todos tus problemas de la vida se resolvían. Si atropellas a un ser humano dos veces, le rompes las piernas y casi lo matas, no te preocupes, porque tu papi - el ex-ministro de Nosequecosa - te consigue un abogado espectacular, que se sabe todos los trucos de relaciones públicas, y te vas caminando feliz por Eisha con sentencia suspendida.

Cuando vivía en este mundo social, a veces me aterraba. ¿Quiénes son los protectores de nuestro país? ¿Quiénes son verdaderamente incorruptibles?

¿Los políticos? Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

La gente con quienes crecí, son descendientes de grandes militares del Perú que pelearon en peleas para garantizar nuestra independencia, de presidentes que dieron el voto a la población trabajadora - de figuras que han marcado de forma positiva al país. ¿Cómo pensarán en sus tumbas al saber que sus descendientes no conocen a su propio país, de sus malicias y se pasan el tiempo fumando, tomando y rajando de los cholos ahí y allá, en vez de poder ayudar al país?

Lo que más me asusta, es que la gente con las que crecí, van a ser tus siguientes jefes, tus congresistas, tu arzobispo, tu presidenta**...

Hay muy pocos Intocables a quienes les importa lo que pasa a sus alrededores, que salen afuera del globo pulpín, notan que feo está el país e intentan a hacer un cambio.

Revienta tu globo, pequeño pulpín ilegal. Te hará bien.

Pues, mírame a mí.

P.d.: voten por PPK.

*Nombres cambiados.

**Keiko, pe.